Paul Rodgers - Muddy Waters Blues -A Tribute To Muddy Waters- (1993)


Muddy Waters Blues es el segundo album como solista de Paul Rodgers, cantante, compositor y multi-instrumentista inglés, ex vocalista de los grupos Free y Bad Company. El album se publicó bajo el sello Victory Music y fué producido por Billy Sherwood. El album presenta muchos artistas invitados incluyendo a Brian May, Buddy Guy, David Gilmour, Jeff Beck, Neal Schon, Gary Moore, Brian Setzer, Richie Sambora, Slash, Steve Miller, Jason Bonham y Trevor Rabin entre otros. Debido a lo anterior los estudios de grabación utilizados fueron varios, One One One, North Hollywood; Record One, Sherman Oaks; Cherokee, Hollywood; The Mill and Metropolis, England; Ocean Way, Los Angeles; Cornerstone, Chatsworth; The Office y Van Nuys.

Paul Rodgers tiene una de las voces más distintivas de la música rock. Su voz ha sido la bandera en Free, Bad Company y The Firm (con Jimmy Page) y las ventas de sus discos alrededor del mundo superan los 125 millones de copias. Ver a Muddy Waters en vivo en Londres fue un momento decisivo en su vida y, finalmente, lo llevó a este álbum tributo. El album Muddy Water Blues fué nominado para un premio Grammy el mismo año de su publicación y contiene versiones impresionantes de 13 canciones que Muddy Waters hizo famosas. Con una banda básica consistente de Rodgers en la voz, Jason Bonham en la batería, Pino Palladino en el bajo e Ian Hatton en la guitarra rítmica, cada canción es embellecida con un guitarrista principal invitado. Se puede interpretar la alineación en turno como una especie de un quién es quién de los guitarristas de blues-rock.
El homenaje de Paul Rodgers a Muddy Waters no es un regreso al blues eléctrico de Chicago de Muddy Waters, sino una continuación del blues-rock de las viejas bandas de Rodgers, Free y Bad Company. Tomado en esos términos, Muddy Water Blues: A Tribute to Muddy Waters solo funciona cuando Rodgers se combina con un buen guitarrista de blues-rock. Jeff Beck, Buddy Guy y Gary Moore juegan bien, mientras que Richie Sambora, Neal Schon y Trevor Rabin suenan un poco perdidos; el resto, incluidos David Gilmour y Brian May, se encuentran en algún punto intermedio.
A pesar de que como se mencionó anteriormente no todas las canciones alcanzan un buen nivel en la ejecución de la guitarra (esencial para que una canción de blues transmita lo que se supone debería transmitir), la ejecución en general con el resto de la banda y la buena forma de las cualidades vocales de Rodgers hacen de este album un disco bueno de blues-rock que vale la pena no dejar pasar.